RELATO LITERARIO
….Con un gesto de la mano y en silencio, me invitó a subir al coche.
—¿Y tu equipaje? —preguntó intentando verlo detrás de mí. Le
mostré una pequeña mochila en la que me dio tiempo a meter algo de ropa y mi cepillo de dientes. Hizo un mohín que me pareció de desaprobación—. Si tú lo dices…
Acto seguido abrió su mochila y me enseñó el contenido: una buena cantidad de ropa, un pequeño neceser —no tan pequeño, realmente—, un mapa de Francia y un plano de París y algo que me llamó la atención pero de lo que no dije nada en ese momento: un tarro de cristal sin contenido alguno. Supuse que averiguaría su finalidad durante el camino. Para ese momento de mi vida ya había aprendido a no hacer preguntas que la vida me respondería tarde o temprano. Urgir a la vida para obtener respuestas no es una buena idea, porque es, sobre todo, un esfuerzo inútil. Ya lo averiguaría más adelante.
Bernadette me demostró que podía ser mucho más organizada que yo y que cualquier persona que yo hubiera conocido jamás. Su mochila presentaba el aspecto de pesar la mitad que la mía y, sin embargo, tenía el doble, o más, de contenido.
Salimos del pueblo como empujados por los primeros rayos del sol. La luz, siempre la luz. Siempre había estado ahí, pero ¿había estado yo también ahí? ¿Había sido consciente de la presencia de esa luz especial en mi vida? ¿Acaso solo podía verla como especial si reparaba en ella, si ponía atención a sus efectos en nuestra vida? La luz, siempre la luz.
Cuando habíamos recorrido algunos kilómetros y el paisaje ya empezaba a antojársenos, sino extraño, sí menos conocido, Bernadette habló rompiendo el silencio por primera vez:
—¿Un poco de música, Pascal?
Ni siquiera tuve tiempo de responder cuando pulsó el botón de un viejo radiocasete que instaló en el más viejo todavía Dyane 6. La calidad del sonido era, con enorme diferencia, lo peor del viaje, pero claro, un viaje a París con Bernadette es algo contra lo que no cabe esperar una apuesta mejor.
La voz de Francis Cabrel comenzó a sonar en el estrecho habitáculo:
…
Le ciel prétend qu´il te connaît
Il est si beau c´est sûrement vrai
…
El cielo dice que te conoce
Es tan hermoso que seguramente es verdad