
EL CORAZÓN Y EL CEREBRO
La sabiduría común considera al corazón como símbolo de amor, el que dirige irracionalmente nuestras acciones. Nos lleva a enamorarnos de la persona equivocada, o a sufrir de amor ya sea por nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros amigos del alma. Por otro lado el cerebro ha sido visto como el órgano más importante del cuerpo, el inteligente y racional.
Sin embargo, estudios están demostrando que el corazón tiene las mismas funciones que el cerebro, y que hay comunicación de ida y vuelta constante entre estos dos órganos vitales. Incluso se ha llegado a considerar que hay mayor comunicación del corazón hacia el cerebro que viceversa. Esta comunicación se realiza de cuatro formas diferentes: Neurológicamente (sistema nervioso), bioquímicamente (hormonas), biofísicamente (onda del pulso), energéticamente (campos electromagnéticos)
Esta comunicación es muy importante para nuestro bienestar, si el corazón emite una comunicación armónica con ondas regulares, todo nuestro sistema funciona con esta armonía. El sistema inmune se fortalece, las células se reproducen bien, se desacelera el proceso de envejecimiento y más.
Cuando la comunicación es irregular debido a distintos factores, el cerebro inmediatamente activa las herramientas de defensa, poniéndonos en estado de emergencia, pelear o huir. Esta reacción pone al organismo en alerta deteniendo todas las funciones normales y dejando solo lo básico para que el cuerpo pueda defenderse y salir del estado de peligro. Es así como en esos momentos recibimos resultados opuestos a lo anterior.
Esta comunicación equilibrada con el cerebro se llama coherence (en Inglés), el lograr mantener este estado de coherencia nos trae innumerables beneficios, y más aún aporta a la calidad de vida que vivimos. Bajo esta luz, coherencia significa el tener un sentido de vida comprensible, manejable y con significado.
Dependiendo del estilo de vida, se puede observar que muchos seres humanos viven en constante estado de emergencia, con muy poco tiempo para fortalecer las funciones normales y armónicas del cuerpo. Esto produce efectos dañinos para la persona, disminuye la efectividad del sistema inmune y genera condiciones crónicas entre otras consecuencias.
Una vez más, nuestras emociones son las claves que nos indican lo que está por venir, lo que se está cocinando. Mientras mayor claridad tenemos sobre lo que estamos sintiendo y desarrollamos la habilidad de redirigir pensamientos y emociones cuando estos están causando estrés, mayor será nuestra posibilidad de alinearnos con este concepto de coherencia y vivir la vida como una danza maravillosa de creatividad y aprendizaje. La palabra clave: RESILIENCIA
imagen: Jack Kinnie